viernes, 8 de agosto de 2008

En "resumen" , el génesis de este blog


Entre mis numerosas carencias y defectos, poseo uno que podría llegar a considerarse una virtud: encuentro en algunos objetos más valor del que se le ha otorgado, y suelo recorrer las calles observando y sintiendo el “alma” de los viejos y a veces descuidados edificios. En fin, me llama la atención el paso del tiempo, que permanece como una huella imborrable en las cosas que nos rodean y que alguna vez nos pertenecieron, o en los lugares por los que alguna vez hemos transitado. Hoy 8 de agosto de 2008, fue la última vez que una vieja librería artística, plantada en el lugar desde que tengo memoria, funciona como tal. El lunes no abrirá sus puertas, y esa esquina ya no será la misma. Cierto es que nunca me importó su presencia, pero también es un hecho que cada vez que transité esa calle, ella estuvo allí. Si bien jamás había entrado antes, mi interés en el arte me impedía ser completamente indiferente a lo que exponía su polvorienta vidriera. Irónicamente, mi casi “dolor” al presenciar su cierre no existiría en tal grado de no ser por lo sucedido semanas atrás, cuando acompañando a mi hermana a que eligiera una caja de madera para transformarla en obsequio, mi mirada, casi siempre ajena a las personas, se detuvo en una canasta repleta de pequeños libritos de hojas amarillentas. En los libros, esa es la inevitable señal del correr de los años, las hojas se oxidan y pierden la blancura de aquellos aun vírgenes de lectura, recién salidos de la imprenta. Hojeé uno de ellos buscando la fecha que no tardo en aparecer:1968. El siguiente se había terminado de imprimir en 1970. Mi entusiasmo se acrecentó al ver que cada uno de ellos era vendido por tan solo 50 centavos, ya que no podría darme el lujo de gastar demasiado en algo solo necesario para mi faceta obsesiva. Con algo de timidez, elegí tres del montón, y poco me importo lo absurdo de algunos de los temas que ostentaban sus tapas. Al día siguiente ya había descubierto que los libritos formaban parte de la llamada “Colección Cosmopolita: El ayudante práctico”, y aunque no lo sabia entonces, pronto volvería por mas. Hay un AYUDANTE PRÁCTICO sobre el tema que a usted le interesa, reza la contratapa. Y posiblemente sea cierto, con temas desde “como poner inyecciones”, como redactar cartas de amor, o instrucciones técnicas de oficios hoy en día inexistentes, hasta tablas y medidas o reglas de diversos deportes, nadie podría no interesarse en al menos uno de ellos. Mi curiosidad (u obsesión) llego al punto de buscar al ayudante en la web. Descubrí algo obvio, que no soy la única en valorar los vestigios de épocas pasadas, y entre otras cosas, un blog en el que se leía una carta redactada por Clemente Santamarina, perteneciente a uno de los libritos que lamentablemente no logre conseguir. Es así como llegue a la súbita idea de iniciar mi propio blog, y “sin querer queriendo” el tema se había introducido en mi mente casi de forma subliminal. Aun sigo sin saber el destino de esta “descarga de una coleccionista frustrada”, pero espero sinceramente que si alguien además de mi persona, tal vez algún navegante perdido, llegase a leer estas líneas, sea cuando menos de su agrado.

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